Amanece
en la isla de las mariposas
y una niña canta suavemente
mirando a los ojos de un cielo
que la colorea en silencio
como si quisiera escucharla
y acariciarla
amanece
y el fuego se hunde en la arena
y las notas se van perdiendo
entre suspiros y figuras recortadas
que se mueven lentamente
los deditos de los pies se hacen arena
y las sombras alargadas se hacen calma
como si todo fuera uno
como si todo fuera todo
como si el mundo pactara
una frágil tregua
con los hombres
Las mariposas voladoras
se convierten
en piedras
revueltos cantos rodados
en las panzas de los pibes
giran esperando
que la fragua pegajosa
se evapore
y amaine lo real
maxiquiosco, ojos muertos, gritos en clave
el olor rasposo de la adrenalina
la transpiración y las banderas
los ademanes de los crápulas
los inocentes cantos de los idiotas
las plazas tapizadas de cuerpos
los movimientos inesperados y violentos
los obreros resistiendo el sueño
en el fondo de un bondi
las madres arrepintiéndose
los chicos aprendiendo a odiar
y el miedo prestigioso
sacando una foto
y ganando el gran premio
y el miedo prestigioso
congelando las pupilas
y los colores
y el miedo prestigioso
ganando las calles
sumando más adeptos
y el miedo prestigioso
ganando las calles
sumando más adeptos
y el miedo prestigioso
arrancando las alas sedosas
de las mariposas
2 comentarios:
me gusto viejo.. imagenes muy copadas.
Claro cabezón, todo eso hecho por los hombres.
Yo tengo la esperanza que las mariposas sigan volando, que no se detengan por el miedo.
Los hombres debemos crear hospitales también para las mariposas, curándole las alas, amigo.
El grito, el canto, el desarrollo… dejando volar a las mariposas.
Un abrazo grande hermano, desde la ciudad del frío.
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